No soy Marie Kondo ni tengo una agenda de color pastel.
Pero hubo un momento donde mi vida era un caos: olvidaba cosas, me sentía agotado y no tenía ni tiempo para respirar.
Empecé con estos hábitos y, aunque no soy perfecto, hoy funciono mucho mejor:
1. Anotar todo en el móvil (o donde sea)
Porque confiar en tu memoria es como confiar en que no habrá tráfico un lunes.
2. Planear la semana cada domingo por la tarde
30 minutos de planificación te ahorran horas de caos.
3. Dejar 15 minutos entre tareas
No eres un robot. Pausas breves evitan el agobio y el colapso mental.
4. Empezar el día con una cosa que disfrutes
Aunque sea un café sin prisas. Eso marca el tono del día.
5. Separar lo urgente de lo importante
Si todo es urgente, nada lo es. Apúntalo en una lista y prioriza.
6. Dormir con el móvil lejos de la cama
Duermes mejor. Y de paso, no empiezas el día en Instagram.
7. Permitirte fallar un día sin culpa
No somos máquinas. El descanso también es parte de la productividad.
¿Tienes algún hábito que te haya ayudado?
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